La ruta en bici parte desde el azud del Ebro. Continuamos aguas abajo por debajo del puente del tercer cinturón y comenzamos el camino de la Alfranca. Avanzamos sin prisa, con el Soto de Cantalobos a un lado y la fértil huerta de las Fuentes al otro. Proseguimos por esta vía verde de enorme valor natural y transitamos envueltos por la agradable atmósfera que transmite el enmarañado y apabullante bosque de ribera de Cantalobos, situado frente a la desembocadura del río Gállego y que nos acompañará durante tres kilómetros. Nada más pasar por debajo del puente de la autovía Z-40 desaparece la zona boscosa y la melodía de la naturaleza que sale de Cantalobos. Ahora el paisaje se abre, volvemos a ver el cauce del río Ebro y sus verdes orillas. Llegamos a la pasarela del
Bicentenario y la cruzamos.
Ahora, la pista marcha junto a la reserva natural los
Galachos y meandros de Pastriz; el disfrute contemplativo de entorno es espectacular. Seguimos moviéndonos hacia otro espacio de
enorme interés medioambiental en el itinerario de hoy, la finca de La Alfranca, después de atravesar el barrio rural de Pastriz. En la Alfranca se
encuentra el CIAMA, Centro Internacional del Agua y Medio Ambiente y el Centro de Interpretación de la Naturaleza. Otra parada (que bien merece la pena) y salimos de la zona en dirección al municipio de
Alfajarín.
Dejamos esta localidad por debajo de la
autopista y entramos en el Barranco de La Virgen. Arriba, a la
izquierda, queda la ermita. Pedaleamos en suave ascenso y, en apenas
kilómetro y medio, aparece una bifurcación señalizada: a la Sabina o a
Nuez de Ebro por las Portilladas. Elegimos la segunda opción. Una
ancha pista nos introduce en el Camino de la Casa del Llano. Sube que
te sube durante unos ocho kilómetros y buscamos el objetivo de hoy: la
Balsa Salada. Salimos unos cien metros del camino principal para visitar
esta pequeña laguna, hoy animada por las impetuosas y continuas
zambullidas en el agua de varios ejemplares de fochas. La balsa, de una hectárea de extensión aproximadamente tiene apariencia de oasis en tan árido lugar.
Regresamos a la pista principal y vamos abandonando los blanquecinos y pelados montes, sin más compañía que salteadas plantas de lino,
esparto y romero que dan algo de colorido a las laderas de los cerros. Nos adentramos en la parte más alta, donde el panorama se abre y se muestra sin fin. Los Monegros que en esta época del año se encuentran preparando el campo para los próximos cultivos. Hoy lucen un intenso color marrón fruto del movimiento de tierra que los tractores realizan de forma cadencial.
Pasamos
junto a la casa del Llano, que da nombre al camino, la pista marcha por por la llanura durante unos kilómetros. Luego comenzamos un leve ascenso y, por en
medio de los molinos de viento del Parque eólico de
Alfajarín, coronamos el techo del recorrido de hoy: El
Petruso. Proseguimos en dirección a la carretera de Farlete y, justo al estar cercanos a ella, giro a la izquierda para introducirnos en la pista que nos bajará al Barranco del Salado, arroyo que aporta algo de diversidad a la zona.
Ahora, pedaleamos en suave descenso, con
algunos repechos que solventamos sin mayor dificultad y nos plantamos en la localidad de
Villamayor. Desde aquí, marchamos por el conocido camino que discurre zigzagueante entre campos de labranza y granjas. Llegamos al asfalto y luego a una rotonda que nos da entrada al barrio de Santa Isabel. Circulamos por la Avenida de la Industria y hay que pasar dos rotondas. Es obligada la precaución en este tramo. Salimos del referido barrio por debajo del puente sobre el río Gállego hasta encontrar la pasarela de madera que nos cruza a Zaragoza y nos deja en el andador que marcha por debajo y paralelo al Gállego hasta su encuentro con el Ebro. Tras un cómodo pedaleo estamos en el Azud.
Entretenida
ruta de sesenta kilómetros con constantes subidas y bajadas que no
acumula mucho desnivel. Con dos partes muy diferenciadas: la baja (vegetación ribereña y galachos) y la alta (los Montes Blancos y la aridez de los Monegros). Hay cuatro tramos de enorme interés medioambiental: El Soto de Cantalobos, La reserva de los Galachos de Pastriz, La Alfranca y los Montes Blancos, antesala del singular territorio de los Monegros.
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