El comienzo y final de la circular ruta de hoy ha sido en el Paseo Echegaray, junto al Azud. Nada más comenzar, acompañados por la niebla, continuamos por debajo del puente sobre el río Ebro de la Ronda Hispanidad, para tomar el camino de la Alfranca. A la izquierda, dejamos el Soto de Cantalobos; uno de los espacios naturales más importantes en las inmediaciones de Zaragoza, una joya natural a un paso de la capital zaragozana. Pedaleamos por la destacada pista y a la altura del barrio rural de La Cartuja cruzamos el río por la pasarela peatonal del Bicentenario.
Marchamos disfrutando de la reserva natural de los galachos de Pastriz y del bosque de ribera que va apareciendo a ambos lados del camino. Cruzamos la localidad de Pastriz y en unos tres kilómetros nos plantamos en La Puebla de Alfindén. Tras callejear y cruzar esta localidad, ponemos rumbo a los montes de La Puebla. Lo hacemos por debajo de la autopista. Comenzamos a ascender con la idea de llegar a la balsa Salada por el galacho de los Pinos. Pedaleamos en tendida ascensión y dando cuenta de los blanquecinos repechos de los cerros que se suceden uno tras otro. Una vez arriba comenzamos una ligera bajada y nos adentramos en el galacho de los pinos. Atravesamos esta zona poblada de pinos, carrasca y monte bajo, que hace de oasis en tan árido terreno. Al finalizar el tramo más verde del recorrido hacemos un pequeño desvío a la derecha para visitar la balsa Salada de Alfajarín.
Regresamos a la pista, subimos unos metros y a la derecha entramos en una ancha pista que nos va a orientar hacia la monegrina localidad de Farlete. El paisaje va cambiando a medida que vamos avanzando. Los Monegros comienzan a aparecer, los campos se tornan de un fuerte color marrón, fruto del movimiento de tierra para preparar los cultivos. Las inmensas panorámicas, salpicadas de viejas sabinas hacen que este tramo sea un deleite para los que nos gusta recorrer el territorio Monegros. Los siempre sedientos y polvorientos caminos esta semana han aliviado algo la sed con los tragos de agua que están brindado las lluvias del otoño. Hoy presentaban un aspecto inmejorable para disfrutar del singular entorno monegrino. Toda una alegría sortear o cruzar, de vez en cuando, algún charco.
La pista poco antes de llegar a Farlete cruza la carretera, entramos girando a la derecha y pedaleamos por ella unos 500 metros. La abandonamos y tomamos una pista en el lado izquierdo del asfalto, avanzamos un kilómetro aproximadamente, la volvemos a cruzar para emprender el regreso, decidimos no entrar al pueblo, el tiempo apremia. Dejamos el monegrino pueblo por el Camino de Villa Franca de Ebro a Farlete. Para después de unos diez kilómetros tomar el Camino de Alfajarín, en continuos subes y bajas, los cerros se suceden unos tras otros sin tregua alguna. Comenzamos el descenso final para por el Barranco de la Virgen acceder a la localidad de Alfajarín por debajo del puente de la Autopista.
Avanzamos por entre las calles y cruzamos la carretera y entramos en una pista que nos transitará a la finca de la Alfranca. Desde aquí, por entre huertas, casas agrícolas y un zigzagueante camino llegamos a Pastriz y encontrarnos con el Camino Vía Verde de la Alfranca, que nos conectará con Zaragoza tras cruzar el Ebro por la Pasarela del Bicentenario. En ocho kilómetros más llegamos a las inmediaciones del Azud, donde apagamos el GPS y damos por finalizada la ruta
Largo recorrido para disfrutar de los montes Blancos y los Monegros en su parte zaragozana. A pesar del respeto que infunde su paisaje por su extrema aridez, es atractivo. En esta época del año los incipientes cultivos y las bien trazadas lineas del trabajo agrícola le dan un aspecto menos árido y extremo, y le otorgan, un singular aire pictórico, que hacen más vistosos, aún si cabe, estos bellos parajes.
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